Arqueólogos modernos han encontrado una y otra vez en las antiguas tumbas egipcias, vasijas de miel de hace miles de años perfectamente preservada.
¿Cómo es posible?
La magia se da por una serie de factores que operan en perfecta armonía:
- Es dulce
La miel es un azúcar y los azúcares son higroscópicos. Eso significa que contienen muy poca agua pero pueden absorber humedad si están expuestos a ella.
Son raros los microorganismos o las bacterias que pueden sobrevivir en un ambiente así. Y para que algo se dañe, tiene que haber algo que lo dañe, pero la miel es poco "hospitalaria" con los extraños así que los mantiene lejos.
- Es ácida
Por otro lado, la miel es extremadamente ácida. Efectivamente, leíste bien: su pH está entre 3 y 4,5 (7 es neutro) y esa acidez mata.
- Es hecha por abejas
Cuando las abejas hacen miel, empiezan con el néctar que recolectaron en las flores y regurgitan en el panal. Al hacerlo, éste se mezcla con una enzima que tienen en sus estómagos llamada glucosa oxidasa.
El néctar se descompone en ácido glucónico y peróxido de hidrógeno... ¿te suena conocido el último? Es agua oxigenada, eso que quizás te han echado en heridas, que parece agua pero hace burbujas cuando entra en contacto con tu lastimada piel.
- Es un antiséptico
De manera que protege a la miel de cosas que quieran crecer en ella.
Así que ese dorado tesoro al que el dios maya Ah Muzenkab protege y que goza del respaldo de Zeus, es eterno por ser demasiado dulce y demasiado ácido para que cualquier bicho sobreviva... y encima es antiséptico.
Fuente: BBC
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